Mel Dominguez, el Rasquachismo, y el arte de los descartados
Read this article in English
Casa de Rasquache es una exhibición de arte curada por la Galería Mitotera, la creación de Mel Dominguez y Melissa Brown-Dominguez. Durante los últimos dos meses, esta instalación de once artistas se ha instalado en Pidgin Palace Arts, una galería de arte local en la 6ta Avenue y la Calle 22. La galería es propiedad de Danny Vinik, el fundador de Brink, una agencia creativa y miembro de la mesa directiva de MOCA Tucson. Casa de Rasquache es arte que imita la vida, reflejando la belleza y la tensión de una parte de Tucson que es el epicentro de la cultura y la gentrificación.
Ayer, sábado 18 de marzo Casa de Rasquache realizó su fiesta de clausura.
La exhibición probablemente reaparecerá en otro lugar: transformada, reimaginada. Después de todo, rasquache es el arte de inventar algo de la nada. Tu nana probablemente expresa su rasquachismo cuidando su barrio garden, donde un viejo escusado es ahora una magnífica jardinera. Si eres artista, canalizas tu rasquache interior a través de un sueño febril de piezas de computadora desechadas, o expresando significado en las chingaderas que usas para cerrar la bolsa del pan, o insuflando nueva vida a una rana de juguete decapitada. Todo se vale en el mundo del rasquache.
Los académicos como Alicia Gaspar de Alba de la UCLA, miembra fundadora de la facultad y ex presidente del Departamento de Estudios Chicanos/o César E. Chávez han tratado de dar sentido al rasquachismo. Si le preguntas a Mel Domínguez que lo defina, te lo darán claro: “Es el material que usaba la gente cuando no tenía nada.”
Nos reunimos con Mel Domínguez recientemente para escuchar sus reflexiones sobre el éxito de la exhibición y lo que sigue. Domínguez siempre ha soñado con traer un tipo Meow Wolf mexicano al sur de Tucson. Casa de Rasquache puede ser la clave para el tipo de experiencias que podrían transportar a los Tucsonenses a nuevos espacios, y tal vez incluso transformar a la comunidad.
El Sur: ¿Qué inspiró a Casa de Rasquache?
Mel Dominguez: "Creamos Casa de Rasquache porque es parte de nuestra identidad cultural. Es el material que la gente usaba cuando no tenía nada. A veces decimos, '¿Por qué hay una bañera ahí tirada en el patio?' Debería haber orgullo en nuestros vecindarios. Aquí, lo estamos mostrando como bellas artes y elevándolo en la 6ta y la 22. ¿Cómo transformamos el sur de Tucson sin hacerlo gentrify?”
El Sur: Parece que Rasquache es la antítesis de la estética de Instagram donde todo es beige, perfecto, simétrico.
MD: (ríe) "¡Es por eso que traje esa pintura llena de glitter! Hay que ser naco de vez en cuando. En esta galería puedes caminar entre el Rasquchismo y los objetos en su segunda vida. Hay una comunidad que prospera con materiales reutilizados. Así es como lo hemos estado moviendo esto. '¿Cómo usas materiales reciclados para expresar un sentimiento?'. Estamos contando una historia."
El Sur: ¿Cómo surgió la colaboración con Danny Vinik?
MD: “La Ciudad de South Tucson no tiene mucho espacio disponible, y nadie quiere cederlo. Quería tener un Meow Wolf para crear un turismo continuo. Racheal Rios de Snakebite me dijo: '¿Por qué no llamas al Danny Vinik?' Le dijimos lo que estábamos haciendo y él dijo: 'Vamos a seguir adelante.'"
El Sur: ¿Qué tipo de declaración estás haciendo?
MD: "Estoy dando acceso a la gente. Todavía existimos en esta área. Le damos espacio a los artistas. Por ejemplo, Lupita Chavez trabaja para la Biblioteca del Condado de Pima y también es artista. Hicimos el taller de nicho con Racheal Rios y su papá. Mucha gente no se da cuenta de que ser creativo es nuestra última verdadera libertad."
El Sur: ¿Luchar contra la corriente es parte del rasquachismo?
MD: "Somos los underdogs. Muchos de los artistas en este programa han estado en Tucson durante tanto tiempo, pero ¿puedes creer que no han sido adquiridos? Estamos creando un movimiento. Si no lo hacemos nosotros ‘¿Entonces quién?’ El MOCA está reservado todo un año de adelante. Debido a nuestro éxito, museos como ellos están pensando en cómo pudieran hacer cosas aquí."
El Sur: Antes hablaste de la gentrificación y la importancia de tomar espacio. O desarrollamos esta comunidad nosotros, o nos la van a desarrollar (sin nosotros).
MD: “A veces el arte es caro, ni siquiera puedes comprarlo. ¿Y adivina qué? No solo puedes comprar una obra de arte y apoyar a proveedores como Lower Arizona, también puedes conocer al artista, y probablemente ya esté trabajando en tu comunidad. Tucson nos permite hacer esto con conciencia."
El Sur: ¿Qué sigue?
MD: “La Ciudad de South Tucson, ese terreno de uno punto dos millas cuadradas. Estoy trabajando con estudiantes de la preparatoria Desert View y los del Honors College de la Universidad de Arizona para sacarlos del mundo insulado del campus. Estamos buscando gente joven, a la raza. Estamos haciendo obras de arte para lograr la sostenibilidad económica y cultural. Espero identificar y dignificar lugares como El Casino Ballroom como marcadores históricos. Vamos a seguir levantando porque si no lo hacemos nosotros, ¿quién lo hará? Yo estoy cumpliendo mi palabra con la comunidad".